Ingreso al frío lugar de siempre
cabeza gacha e inmenso abrigo
contando uno a uno los pasos
al resonar de los tacones talla treinta y cinco

La puerta esta aún abierta
no bienvenido nuevamente el rutinario día
cómo no, dos presentes se encuentran al frente
susurrando quién sabe que malvadas ironías.

Es necesario revisar cada instrumento
no vaya a ser una cuestión peligrosa
y de inmediato mis manos angustiosamente frías
alguien con descuido mi costado roza.

No lo entiendo, él ni siquiera me mira
sin contar cuánto ansío un pequeño gesto
aun cuando el por qué no lo capto
ni razón encuentro a esto raro que siento.

Pronto una gota de sudor toca la mesa
no, solo es una porción de muestra cobriza
¡Hey! exclaman de los costados recelosos
sin probar una pizca de mi angustioso momento.

¿Por qué? es lo que yo me interrogo.
¿Por qué este endemoniado sentimiento?
¿Será acaso el amor del que todos hablan,
el que arrebata, consume, hiere y maltrata…?

Otra vez mirando hacia atrás,
nada fácil ha sido mi pasado,
la solución amarillenta se ha tornado
ya ahora lo siguiente, pero qué gracioso, ya se me ha olvidado….

Tan solo u-na-pa-la-bra-u-na
hola, solo atinas a decir,
¿Acaso todo tu mundo se reduce
en aquel nombre infame y tan bien conocido por mí?

Ya han dado las once,
y los tubos han regresado al polvoroso estante
tan solo un tiempo más por favor
tal vez pueda existir la fórmula del amor, a-mor-que-sue-naho-rren-do…

nos vemos… tan corto
¿y cuándo nos veremos?
¿en el almuerzo quizás?
esa cosa del amor me ha vencido, me temo

Las manos siguen frías de este frío
la mirada ha de descender de regreso
el traqueteo ha retomado su andar
tan solitario, tan doloroso, ahora tan vanal…

Anna