Aquí Yace «Juan, el carpintero»; vivió setentay tres años sobre la tierra, pobremente, vió grandes a susnietos menores y amó, amó, amó su oficio con la honorabilidaddel hombre decente, odió a la capitalista imbécil y al peóncanalla, vil o utilitario; juzgaba a los demás según elespíritu.
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Las sencillas gentes honestas del pueblo veíanle al atardecerexplicado a sus hijos el valor funeral de las cosas del mundo; anochecidoya, cantaba ingenuamente junto a la tumba del rorro, un olor a lavirutasde álamo o quillay, maqui, litre, boldo y peumos geniales perfumabael ambiente rústico de la casa, su mujer sonreía; no claudicójamás, y así fue su existencia, así fuesu existencia.
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Ejerció diariamente el grande sacerdocio del trabajo desde elalba, pues quiso ser humilde e infantil, modesto en ambiciones; los Domingosleía a Kant, Crevantes o Job; hablaba poco y prefería lassanas legumbres del campo; vivió setenta y tres años sobrela tierra, falleció en el patíbulo, POR REVOLUCIONARIO. R.I.P.