son las seis de la tarde
del mes de agosto.

estoy echado en la cama,
encima de la cama, desnudo.

en una mano tengo un porro,
en la otra un cigarrillo.

estoy a gusto.

acabo de follar con ángeles,
aunque ahora que lo pienso
lo que realmente hicimos fue
querernos.

por la ventana abierta de par en par
entran los tejados de mi calle,

el martillo neumático de una zanja,

alguien que arranca el coche,

niños.

tengo sueño, mucho, mucho sueño,

y lo que es mejor todavía:

por esta vez,
y sin que sirva de precedente,
tengo ganas, muchas, muchas ganas

de
soñar.

David González