Hoy el dolor sabe a andén,
a vía muerta, a tren sin carril,
a corazón hueco de asesino
y bomba desahuciada.
Hoy la vida huele a nudos,
a nudos de sangre coagulada
y mar batido de angustia,
a estampida de miedo.
La muerte camina en espiral,
es soledad espesa atrapada
en un lento amasijo de hierros,
es una pócima fatal, un largo otoño
que revienta el aire
y gira en remolinos ciegos.
¿En qué estación
se bajó la conciencia?
¿De qué almanaque
robó su tiempo el asesino?
¿Qué tren será capaz
de atropellar a la muerte?
Duele, el dolor, duele,
saca punta a la médula
y rebaña la cal del hueso.
Duele, el dolor, duele
a laberinto de círculos
y profunda tiniebla.
Marzo 2004©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra. España
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