En la piedra, en el árbol, en el plástico, en el cartel:
a veces pareces ser pero sé que no eres ni ella ni él.
Y si fueras, seguro que no serías
(tú mismo bien lo sabes! me lo dirías)
lo que muchos sin vergüenza alguna
nacidos y renacidos mentan boquiabiertos Él.
Aquí en hueso, sangre y pensamiento,
como tú a la piedra y al árbol,
muy en mí te siento.
Muchas veces a mis preguntas
y casi siempre a mis quiero que,
tú respondes (no, no me miento).
Pero te lo juro, de verdad: no te comprendo.
Aunque sí, ¿me crees?, muy en mí te siento.
Y si algún día entendiera el dolor de la piedra
o supiera que le habla el árbol al viento
no me lo creería,
lo obviaría (te lo juro, de verdad).
Aunque sí, ¿me crees?, muy en mí te siento.
No quiero que seas y así no serás.
Y si por un débil instante quisiera que fueses, así serás:
porque muy en mí te siento.
Para ti la piedra, para mí el plástico.
Para ti el árbol, para mí el cartel.
Para ti la simple y bella concreción
y para mí, tú: mi absurda y necesaria creación.
Eso creo. Pero no es temor:
temor el tuyo,
que muy en mí lo siento.
Frank Winter