En el colegio, conmigo,
estudiaba una muchacha
que cuando su madre se iba
siempre lloraba.
También había otro niño
que si encontraba el momento
terminaba por tomarse
el pegamento.
Y otro también no recuerdo
nombres con mucha miopía:
con cada paso que daba
al suelo se iba.
Yo, desde mi blanca mesa,
pulía mi primer arte,
tratando de dibujar
a Miguel Ángel.
***
Bien recuerdo que un día
claro me dijo mi madre:
«…si no llego temprano hoy
cruzas la calle
y llegas solo a la casa…».
Yo me quedé entreviendo
si es que había posibilidad
de plasmar miedo.
.
.
.
Esa mañana me entretuve
desdibujando a Miguel Ángel;
con mi madre se fue lo claro
y con miedo crucé la calle.
Después de eso, no era el mismo: era grande.
Freddy López