Desde este lugar
en donde soy testigo diario
del paso de la vida,
Te veo,
amante,
como el oasis en el que por fin pondré a descansar esta almaherida,
beber de tus besos y saciar esta sed que me aniquila.
Mas no me acerco.
no.
mas bien me aferro a esta celda segura
pues sé que al hacerlo nunca te alcanzo
No eres mas
Que un espejismo;
creado, no por ti amante,
sino por mi piel, mi soledad y mis miedos.
No te preocupes
amante,
jamás te culparía
¿cómo hacerlo?
Si no fuera por mí
no serías tan brillante.
Lucía Mendizábal R.