Sí, déjame decirte que eres
más que una voz, que un rostro,
que una orilla de sueño,
que un murmullo de estrellas,
que un prado de trigo fértil,
déjame decirte amor callado y sereno,
que eres en este instante que te nombro,
la única forma de mirar la vida.
Déjame decirte que eres sí, la vida
que de repente tiene parecido
a tus ojos sin historia cuando el día mueve
lentamente los párpados perezosos,
a los brazos tristes y a las manos que parecen arados
que van sembrando angustias en la tierra del recuerdo.
Déjame decirte que junto a tu voz callada,
se ha desbordado el río del silencio,
en el borde mismo de las horas
que al girar el tiempo en el momento justo
que borra las siluetas de la tarde,
se convierten los luceros en pasajeros
dormidos de la noche eterna.
Déjame decirte, amor sin nombre escrito,
que el mundo comienza a ser un dibujo,
detrás de tu recuerdo.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: cuando en el silencio de los rayos del ocaso se diluye tu rostro, se pierde tu voz, se ansía la presencia de tu amor habitante de la oquedad del tiempo.. Junio 14 de 2004