Siempre la palabra
enjuga martirios
retiene en el orificio de su panal
a la abeja reina
que mira al cielo entre aguijones.
Siempre la palabra
destempla al sol
haciéndole sudar frío
en la vertiginosa inmensidad.
Siempre la palabra
calla
para que todo se silencie
y midan su ausencia.
R. Arturo Espinoza Neyra