He aquí todo lo que soy y seré por siempre:
No me creerás si te digo que soy un ladrón;
amigo, tengo tanto regalos como una ronda de niños,
un trozo de levadura para envolver el alimento.
Sucede que mi nombre ha sido escrito para
tomar por asalto todos los lugares donde crece la flor.
En mi mano están las líneas de la suerte de
los otoños y las primaveras de cada continente.
Mi boca es la verdadera llama furiosa que
termina con las ropas sucias de la hipocresía.
El cielo tiene en mí la cura para sus tormentas;
la tierra ha encontrado a su hijo y lo levanta
como a una preciosa bandera.
Si te digo que el amor está en la gota de un río,
tendrás que creerme, pues es allí donde las arenas
terminarán besándose como dos jóvenes amantes.
En estas palabras, señores, que hoy les digo,
deposito las monedas de la riqueza del alma,
rosas finas y descanso para cada madre; señores,
pido dignidad y decencia para la prostituta,
oído y paciencia para los borrachos de los bares nocturnos;
porque si te digo que desde ahora cruje la ceniza
y vuelve a calentar la brasa del amor,
tendrás que creerme y estirar tus manos
para tocar el sueño del que te he hablado.
Santiago Azar